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Viene un fin de semana de frío. Qué mejor que enfundarse una sudadera, mantita, sofá, buena música y lecturas. Os recomiendo un par de ellas.

1. ‘El arte de simplificar’ de Pilar Jericó. ¡Lectura sencilla y siempre útil!

http://blogs.elpais.com/laboratorio-de-felicidad/2014/11/el-arte-de-simplificar-la-vida-.html

2. Artículo sobre Tali Sharot, la llaman la investigadora del optimismo.

http://www.finanzas.com/xl-semanal/conocer/20150111/tali-sharot-investigadora-optimismo-8020.html

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3. Me encanta este video. Es una buena manera de ver cómo las personas valoramos lo que tenemos y/o queremos en función de lo que vivimos.

¿Qué te hace feliz?

¡Buen fin de semana!

La concepción que uno tiene de su trabajo le condiciona el resto de la semana. A muchos, incluso, las tardes de los domingos. Por lo general, esa tarde es tomada como el previo a una semana pesada, larga lenta. Cada uno pierde o gana esa tarde en función de su perspectiva laboral.

Nat Farbman

Nat Farbman

Existen, por ello, diferentes maneras de relacionarnos con el trabajo. Están aquellos que lo consideran una manera de poder pagar las facturas y gastos fijos mensuales. Otros, unos pocos, lo consideran como una carrera profesional, aportando algo más de interés y motivación a esa semana. Y un pequeño grupo, tan sólo un 6%, considera que desarrollan lo que llaman vocación, pasión, lo que nos gusta. Ni siquiera lo llamaríamos trabajo sino hobbie remunerado. ¡Un lujo, vaya!

Pero ¿por qué seguimos pensando que eso esta reservado a unos pocos y nosotros no somos lo suficiente pretenciosos como para desearlo y conseguirlo?

Vuelve a ser una cuestión de actitud y de amor propio. ¿De verdad vas a quedarte toda la vida laboral que te queda en un trabajo que detestas y que te roba las tardes de los domingos? ¿En serio que, cada mañana, durante los restantes años quieres levantarte con esas pocas ganas de activarte?

Lo que falta en estas ocasiones es valor. Valor para empezar, primero, a pensar que es lo que te gustaría hacer cada día durante cada semana, de cada mes, de cada año. Año tras año. Y, segundo, cómo vas a poder llegar a ese punto sin que tu economía y tu relativa estabilidad queden mermadas.

Y actitud. También ayudaría que tu actitud fuera más proactiva al cambio.

Además, hay que tener MUY en cuenta que el día no se acaba al salir del trabajo. Aún nos quedan ese par de horas diarias que, bien aprovechadas, dan para mucho más.

Willy Noni

 

Si ya estás alineado con tu verdadera vocación, si eres uno de ese 6% eres una persona afortunada. ¡Yo lo soy! Aunque eso no quiere decir que ya lo tengamos todo hecho. Que aquí me quedo y aquí me siento. Y que todas las semanas van a ser increíbles y nos lo vamos a pasar como si de ese hobbies se tratara. ¡Seguro que no! Hay que seguir picoteando, creciendo, formándose y divirtiéndose en eso que los demás llaman trabajo.

¡Feliz lunes y buenas semanas restantes!

Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás.Erik Fromm

Al leer esta frase días atrás vinieron a mi cabeza 3 personas muy cercanas a las que sé que les diría lo mismo: Nunca vas a conseguir ser feliz, pues nada te provoca una nimia sensación de acercamiento a ella o Es tan efímera para ti la felicidad que te olvidas haberla sentido y/o vivido alguna vez. Esto es lo que me apetecería decirles sin más, pues es lo que percibo cuando me explican sus vidas. Y, sin muy bien saber porqué, me despego de ellos. Y les quiero pero les evito en ocasiones. Su manera de vivir me apaga, no me emociona ni me aporta.

Foto: Esther Alegret

Foto: Esther Alegret

Y a raíz de esta frase me planteo la difícil tarea de enseñar a los que llevan poco por aquí, a los niños/as. A ellos, que aún no se plantean si son felices o no. Personitas que aún no tienen mucho de adquirido ni de enquistado ni de asumido. Y pienso en lo fácil que puede llegar a ser como adulto enquistado reaprender a vivir la felicidad enseñando a sentirla.

Y es más simple de lo que parece y nos han hecho creer. No debería ser un objetivo a conseguir, sino una manera de vivir los fracasos, las frustraciones, los desajustes imprevistos en nuestros cuadrados planes semanales, las ganas de agradecer a los de alrededor lo que nos aportan y nos cuidan, saberse amado y dar amor, tocar, abrazar, verbalizar, admirar. No es más que AGRADECER y sentir que la felicidad la tienes intrínseca en tu desayuno en familia, en tus lecturas en solitario o en tu trabajo. Y, por supuesto, no quiere decir que debas estar todo el día eufórico, agradeciendo a diestro y siniestro todo y nada. Sino ser consciente que todo te aporta. Y lo que no, debes saber desecharlo. Y anda, no te sientes demasiado. Anda y avanza. Mejora y fortalece tu vida con las cosas que te hacen sentir bien. Y no sientas que debas justificarte a nadie ni a nada. Hazlo porque te sientes bien. Te sientes FELIZ.

 

¿Te consideras una persona feliz? ¿Puedes alardear de vivir las cosas así? ¿Sabes qué te hace sentir feliz? ¿Y quién?. Si es así, seguro que buscas rodearte de personas felices, pero felices de actitud no de palabra. Si nada de lo que he dicho tiene que ver contigo sigue leyendo, puede que llegues a conclusiones que mejoren tu vida.

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¿Reconoces aquello que te priva de ser feliz? Se justifica, muy a menudo, la falta de felicidad por todo aquello que no tenemos, por lo que podemos haber perdido con los años o no hemos conseguido. Y no me refiero únicamente a aspectos materiales. Perder a un familiar, amigo, romper una relación puede sumirnos en un estado de tristeza. Pero no confundamos, no de infelicidad.  He vivido ambas situaciones (seguro que como muchos de vosotros) y puedo corroborar lo escrito. Perder a alguien cercano es doloroso y necesitamos pasar por ese duelo para, al salir de él, estemos con más fuerzas para continuar. Dejar una relación en la que has puesto mucha ilusión, en la que has empezado a compartir tu vida, tus secretos y durante la que construyes junto a otra persona, tampoco es fácil. ¡Claro que no es fácil! Y nadie dijo que lo fuera, ¿verdad? Pero no es impedimento para dejar de creerse merecedor de vivir y sentirse feliz. Como dijo un profesor que tuve ‘Somos adictos a las emociones’. ¡Cuánta razón!

La felicidad no es un próposito final de vida  sino la esencia de la persona.

Se es porqué se vive. Y se vive si uno mismo quiere. No hay más secreto que quererlo. Y una persona feliz así lo hace. En el momento que decides cambiar el chip y empezar a merecerte la felicidad cada día, lo serás. Y podrás decirlo y gritarlo…..¡SOY FELIZ!

Y si no recordad algún momento de felicidad y preguntaros ¿qué fue lo que os hizo sentir felices? Dicen que hace 50 años teníamos tres veces menos cosas que hoy en día pero que éramos igual de felices. A veces menos es más.

He encontrado un video de Graham Hill, un hombre que tiene una manera sencilla de ver la felicidad y me ha gustado. Os recomiendo que echéis un vistazo a su proyecto al que llama life edited en www.lifeedited.com