Me quedo con dos grandes titulares después de ver este video:
1. Ríete de ti mismo, ¡RÍETE EL QUE MÁS!
2. ‘Si ves que estás en el suelo, levántate, quítate la pelusilla y A VIVIR!
Me quedo con dos grandes titulares después de ver este video:
1. Ríete de ti mismo, ¡RÍETE EL QUE MÁS!
2. ‘Si ves que estás en el suelo, levántate, quítate la pelusilla y A VIVIR!
Me quedo con la ‘suma de instantes fantásticos’ que será el resumen de nuestras vidas. ¡¡Es cuestión de ACTITUD!!!!!!!
Y es bien cierto que males tenemos todos. Y que si viviéramos de ellos, estaríamos muriendo por dentro poco a poco.
Prueba de ser agradecido con los demás y contigo mismo.
Y cómo me gusta lo que cantan las letras de Chavela Vargas:
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas
Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amo la vida
Y entonces comprende como estan de ausentes las cosas queridas.
Y eso es lo que voy a hacer yo, volver a los viejos sitios y amar de nuevo la vida. Y no es que no la ame, la adoro! pero había dejado de hacer una de esas simples cosas de las que habla Chavela, escribir.
Dirigido a todos aquellos que nunca lo habéis probado. Lo necesitáis. No valen excusas de hijos, pareja, trabajo, casa, estudio, etc. Es sano y necesario tener y querer un espacio de tiempo a la semana para ti y tus cosas. Para perderse en un paseo, un rato de pintura, de escritura, de deporte, de contemplación personal, lectura, compras, conferencias, exposiciones, vinos, etc. Es un momento que se disfruta cada vez más y que lo esperas con ganas cada semana!! Se acaba convirtiendo en una droga.
De alguna manera te valoras más a ti mismo, das calidad a tu vida, demuestras que tienes una autoestima que quieres retroalimentar y hacer crecer. Que te quieres y te respetas. No tienes miedo a escucharte y a mejorar lo que puedas ver en esos ratitos de silencio y calma. Y sabrás como llegar a cambiar las cosas que te merecen interés y atención. Tendrás una vida interior activa y sana.
Además con ese ratito de ‘soledad’ consigues….
– bajar pulsaciones,
– pensar con más tranquilidad y perspectiva,
– positivizar tu imagen personal,
– mejorar conceptos, ideas,
– pensar en ti y SOLO en ti,
– proponerte metas, objetivos,
– ser más tu y menos padre/madre, hijo, hermano,
socio, pareja. ¡Autenticidad!,
– cultivarte como persona,
– verás posible realizar cosas que antes creías imposibles,
– ganarás en salud mental
¡Serás adicto a ti y solo a ti! No te ‘abandonaras’. Y esto no significa que dejes de lado a los tuyos. Pero es importante considerarse un ser individual y tener la oportunidad de desarrollarte como tal para poder entrar en vuestro juego social.
¿En qué consiste introducir el Coaching en la vida de un niño? Consiste en incidir en aspectos muy lógicos pero que muchas veces pasamos por alto. Y los pasamos por alto por la misma inercia de la jornada. Nos movemos en un círculo, damos vueltas en él. Vivimos en una vorágine de acciones que repetimos diariamente y que nos llevan a los mismos resultados.
Como decía antes, se tratan de aspectos muy lógicos, tan lógicos que os daréis cuenta que muchos se nos pasan por alto.
Os doy algunos ejemplos:
Teniendo en cuenta estos consejos, contribuís en el crecimiento de personitas más seguras y felices. Y pensad que de vosotros aprenderán más del ejemplo que de las palabras. Limitaos a decir las cosas una vez. Actuad como os gustaría que ellos actuaran y lo irán adquiriendo.
¡¡Son grandes observadores!!
Os dejo un artículo que complementa alguna idea de las que os he dejado.
http://elpais.com/elpais/2014/02/13/eps/1392315366_605693.html
La RAE define identidad como el conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.
A partir de esta definición los matices son diversos. La identidad de una persona se va modelando y construyendo en la viva relación con los demás, además de la percepción y conclusiones de las vivencias y, finalmente, la carga genética que traemos al nacer.
El desarrollo de la identidad personal es la confluencia de estos tres factores que van combinándose en mayor o menor medida en función de la edad y de las circunstancias. Hay etapas en las que un factor toma más protagonismo que otro. Simplemente hay que observar la etapa de la adolescencia para darse cuenta de lo influyente que pueden llegar a ser los iguales frente a otros (padres, hermanos, profesores, etc).
Considero realmente importante este periodo de construcción. De él resultará la personalidad, el brillo o carencia del mismo. Y especialmente en la edad adolescente. En estos años los jóvenes se hacen constantemente preguntas para reforzar precisamente eso, su identidad frente al grupo. ¿quién soy? ¿qué hago en la vida? ¿dónde quiero estar en unos años? ¿qué rol tengo dentro de mi grupo de referencia?. Hay que conseguir aceptar sus identidades adolescentes, dejarles experimentar en los diferentes roles, ayudarles a cuestionarse dudas que puedan surgir y escuchar sus argumentos y/u opiniones, sin imponer, pero con seriedad. Son síntomas de cambio, de construcción, de querer afianzar ideas y sobre ellas desarrollar nuevas que hagan de sus fluctuantes identidades una más sólida y estable cada día.
En otras etapas más adultas la falta o pérdida de identidad personal puede llevar a vivir temporadas de estrés e incomprensión, sensación de que no encajas en ningún grupo social, baja autoestima, dificultad para tomar decisiones y defender tus criterios, etc. Y por consiguiente afectará tanto en el ámbito laboral (reuniones, toma de responsabilidades, etc.) como en el personal (dejar de tener voz y voto en las decisiones de pareja, falta de proactividad, negativismo, miedos, etc.).
Erikson afirmaba que una persona con una identidad personal bien construida es ‘un sentirse vivo y activo, ser uno mismo, la tensión activa y confiada y vigorizante de sostener lo que me es propio.’
Reilusionate por las pequeñas cosas. Disfruta de los placeres del día y no esperes que la felicidad te llegue. La felicidad está en las cositas de cada momento, en aquella persona que tienes cerca, en aquellos abrazos que te dan la bienvenida o te agradecen, que te reconfortan o te protegen. La felicidad está en saber reírse de uno mismo. La felicidad está en tu trabajo, porque lo disfrutas, en tus fines de semana porque los vives como te apetece vivirlos. Está en las cosas que te vienen y en las que te faltan. En todas aquellas que nunca has necesitado. Sé agradecido.
Sólo quería recordar que las cosas y las personas vienen tan rápido como se van. Y que no vale lamentarse cuando no las tienes por no haberlas disfrutado a tiempo. Reinventa tus horas, reilusiónate y vive. Y no te lamentes por lo que pasó, ya no tiene solución.
Vive.
Los que estamos involucrados directamente en el mundo de la educación nos picotean constantemente dudas sobre nuestra manera de transmitir y hacer con aquellos a los que pretendemos ayudar a crecer. Y queremos que sean personas autónomas, libres, críticas, con voz y voto, con carisma, llenos de recursos, sanos emocionalmente, felices. Todo, ¡lo queremos todo! No es necesario decir que es imposible conseguirlo, hay demasiados factores en juego. Además de nuestro trabajo diario como profesores, la genética tiene mucho que ver y la actitud del alumno mucho más. Es por ello que el desgaste enérgico que tiene un profesor cuando apuesta por uno de los suyos y los demás factores no le acompañan (familia, creencias del estudiante, el encasillamiento que la sociedad cercana le da a esa persona, etc.) provocan la deserción y agotamiento del adulto ‘idealista’.
Y digo adulto ‘idealista’ porqué se dan por perdidos alumnos de corta edad. Los hemos ‘asesinado’ antes de que pase el Ratoncito Pérez a dejarles ilusión bajo la almohada. Nosotros, los adultos, ya no damos un duro por ellos. Y ellos no tienen ni recursos ni maneras de salir de esa vorágine de vida que les ha tocado vivir o malvivir.
Mi reflexión es en qué medida lo intentamos, en qué medida pensamos en ello y, por lo tanto, creemos en ellos. Y si ya lo hacemos, en qué línea. Me considero uno de esos adultos responsables de conseguir que mis alumnos tengan una vida mejor. Y no me refiero a sacarles de su ámbito familiar, de sus costumbres, romper con sus dinámicas de relación social, etc. Me refiero a conseguir descubrirles recursos, herramientas con las que puedan hacer frente a los obstáculos que les vayan surgiendo. Trabajar a la persona de dentro a fuera. Que ellos puedan decidir si quieren seguir donde están o quieren salir de donde están, de donde les ha tocado vivir, porque no lo eliges, te toca. Pero tienes la capacidad de cambiarlo, si quieres. Sólo tienes que saber cómo.
Creo que formar a personitas críticas, con capacidad de decisión. Personas que vayan adquiriendo seguridad y libertad para escoger. Niños con valores y respeto hacia lo diferente, con curiosidad hacia lo desconocido, con actitud de humildad hacia lo nuevo, con autoestima fuerte que les ayude a saber y decir en qué son buenos, con la predisposición a fallar para aprender sin que sea considerado un retroceso. Que se hagan respetar por los demás y que respeten sin excusas. Personas sanas, cooperadoras, inconformistas.
Probablemente se dedicaran a cosas bien diferentes en un futuro, pero lo importante es que hagan aquello que hayan escogido ellos mismos dentro de sus posibilidades, de su realidad.
Hay que enseñarles a vivir con grandes retos para conseguir grandes cosas. Y para ello hay que empezar por ser personas.
Focalizar la atención en las cosas positivas ayuda a empequeñecer las negativas. Yo lo llamo Balanza de Valores.
Cómo funciona mi Balanza de Valores.
Durante un día cualquiera pon a un lado de la balanza los aspectos positivos y al otro los aspectos negativos. Una vez hayas volcado todos ellos en tu balanza, míratela desde la distancia y valora cómo te ha ido el día: ¿la balanza se decanta más hacia lo positivo o negativo?
Con este ejercicio te haces más consciente de cómo vives un día normal de trabajo, hobbies, familia, etc. Y puede que hasta entiendas tus enfados, irritabilidad o tu cansancio contigo mismo/a o con los demás.
La siguiente reflexión sería:
¿Cuántos de los aspectos negativos que has puesto en tu balanza permites que sigan siéndolo?
¿Cuáles podrías transformar en positivo?.
Tendemos con mucha facilidad a engrandecer o remarcar aquellos aspectos negativos de nuestras vidas, haciendo sombra a las positivas, llegando a enmudecerlas. Y eso nos resta energía y motivación. Nos ayuda a enfadarnos con más rapidez, a tener malas contestaciones y a justificar nuestros desplantes.
Vuelve a ser un tema de actitud, de ganas de ver cambios y de mejorar mi calidad de vida. Y esta es una buena manera.
Hay muchas maneras de pasar las cosas de un platito de la balanza al otro. Ponte a trabajar en positivizar tus horas, tus días. Transforma tu día a tu antojo, que nada tiene que ver con hacer lo que te dé la gana sino dentro de ese marco de responsabilidades diarias.
Te dejo algunas ideas para que puedas empezar a cambiar mañana mismo:
‘El mundo necesita personas que irradien vitalidad, serenidad, alegría y confianza. Si la depresión es contagiosa, también el entusiasmo lo es. Cada uno ha de elegir cómo quiere vivir los distintos momentos que marcan su existencia. Ya no nos convencen las palabras, solo nos inspira el ejemplo.’ Mario Alonso Puig.
¡No podía tener más razón!
La personas tendemos a acompasarnos. Emanamos un estado de ánimo, una energía que contagia a los de alrededor. Y es bien curioso y efectivo si se usa para calmar a las masas. Por ejemplo, ante un público de 25 menores, en una aula, con ganas de jaleo y dificultades para mantener la atención. Resulta un arma muy útil para llegar a la calma y sana para no perder los nervios.
Es una acción que a ojos de los demás es imperceptible e inconsciente pero que acaban por claudicar y cambiar sus actos. Y pasa en circunstancias muy sencillas de detectar. Por poner algún ejemplo os diré que cuando un alumno, vuestro hijo u otra persona se dirige a vosotros gritando o excitado y vuestra respuesta es calmada y el tono de voz más adecuado, éste tiende a bajar el tono y tranquilizarse. Sin tener que decirle nada lo has llevado a tu terreno y vuestra relación no ha sufrido ningún altibajo.
El silencio es mil veces más efectivo que un grito descontrolado. Hay que saber cuándo echar mano de ellos.
La mirada, muy eficaz, aunque no hay que abusar, porque pierde valor. Una mirada firme, directa y seria hace replantearse la situación al otro sujeto. Sin más intención que dar un toque, un aviso. Dar a entender que por ese camino no va bien.
Los gestos con brazos y cuerpo en general que acompaña al mensaje verbal son más significativos que el propio mensaje. A veces hablan por si solos. Si nuestros gestos son calmados los demás reduciran ritmo. Si son alborotados, ellos se aceleraran.
Del mismo modo os cuento que si le ponéis vitalidad e ilusión a lo que hacéis acabareis ‘enganchando’ y ‘arrastrando’ a alguno de los de alrededor. A la que activas tu cuerpo y te pones en marcha muchos se levantarán y andarán contigo, te seguirán. No hará falta que les digas que despierten, lo harán por mimetismo.
Y nos pasa lo mismo a nosotros cuando vamos conduciendo y suena una canción que nos hace vibrar, tendemos a acelerar y si nos ponen una balada nos apetece estar en un sofá leyendo, tranquilos, disfrutando de la música sin más. Una película triste nos hace llorar, sin embargo no estamos tristes. Nos acompasamos con lo que vivimos.
Cuando estos modelos los pones en práctica de forma individual suele ser más sencillo de conseguir. Ante un gran grupo costará algo más pero puedo asegurar que hay cambios. Y si no…¡ponte a prueba y hazlo!
Tenerlo en cuenta mejora el día a día en el aula, desgasta menos, conectas más.