¡Sonriamos mucho más!
¡Estos últimos días han sido muy intensos!. Han sido intensos y muy sentidos. He vuelto a tener el gran lujazo de pasar tiempo con aquellos que más quiero y los he disfrutado muy de cerca. La excusa: fiesta sorpresa de 70 años de mi padre. ¡Gran fiesta! Él feliz, pletórico, brutalmente sorprendido y ¡explosivo! Cuando consigues sorprender y hacer sentir a alguien tan feliz ya no necesitas mucho más.
Durante el transcurso de la noche lo vi reír, hablar, abrazar, agradecer, llorar, hacer guiños de orgullo. Lo vi pensativo, atento a los suyos, distraído recordando. Os puedo asegurar que lo que me llenó esas horas verle así no tiene precio.
Hubo un momento en que algunos espontáneos quisieron dedicarle unas palabras improvisadas. Unas palabras, todas ellas de cariño y de agradecimiento, que escuché atenta y que me hicieron pensar en lo buenísimo que sería si todas ellas las dijéramos más a menudo. Lo grande que nos harían sentir esas palabras si nos las dijéramos cuando las pensamos y no esperásemos a estar en fiestas como estas para expresar lo mucho que nos llena una persona, lo que nos gusta su sonrisa, lo orgullosos que podemos estar de ella.
Nos resulta más fácil y cómodo decir las cosas negativas de los otros. La queja es la respuesta rápida, sencilla. Y, en ocasiones, no prestamos atención a aquéllas positivas, a los pros, a las ventajas. A todo podemos sacarle punta. ¿Pero qué ganas con ello? ¿mejora la situación cuando la criticamos? ¿encontramos soluciones cuando nos quejamos? ¿decir frases como ya os dije que esto no saldría bien sirven de mucho?
La actitud positiva, la de valorar qué aprendes con cada error mejora tus logros considerablemente!! Tener la capacidad y costumbre de descubrir las cosas buenas que te aportan las otras personas, empequeñecen las que consideras negativas. Y si, además, le sumas el propósito de decírselas ya es la bomba! A mi, personalmente, me resulta complicado decírselas a según quien. Pero cuando me las dicen a mi me hacen sentir tan bien. Entonces, ¿por qué no intentar hacer sentir bien a los demás? En realidad, y hablo por mi, es una falta de costumbre, porque a los que son cercanos las expreso con naturalidad.
Esa es mi propuesta: hacer sentir bien a los demás, para sentirse más sano interiormente, y acostumbrarnos a pensar en positivo, a sonreír más….qué digo, ¡mucho más!! y a destruirnos menos! A lo mejor, de esta manera, cuando alguno de nosotros falte, tendremos la tranquilidad de haberle dicho lo mucho que le queríamos, lo bueno que era, lo bien que le sentaban los sombreros de paja en verano o lo guapo que estaba cuando sonreía.
Me parece una propuesta genial. Creo que cuando tú regalas cariño y halagos a los demás, estás invirtiendo en realidad en relaciones más sanas y mejores. Gracias por recordárnoslo!
Molt d’acord.
Hacer feliz a los demás… nos vacía de nosotros y nos llena de esa felicidad que compartimos. Muy de acuerdo con tu reflexión.
Croac!
Bravo Maria! Tus palabras son un agradable recordatorio de lo bonito que es vivir y compartir la vida con los que queremos. Un abrazo!! y una sonrisa enorrrme!! 😉
Rosa
Me ha encantado María, lo comparto íntegro. Estoy muy orgullosa del equipo que formamos. Un beso grande!
Aunque parezca obvio y fácil, se nos olvida mu a menudo a caminar por la vida con una expresión sonriente. Debería ser una práctica más común que nos deberían inculcar desde pequeños, como nos insisten en no sorber la sopa, o quitar los codos de la mesa.
Muchas gracias por prestar tu post a algo tan básico y a menudo escaso en este mundo tan insatisfecho.
Sigue compartiendo, te quiero mucho.